11 cosas que debes saber antes de dar el sí, quiero

¿Estás pensando en casarte? Piénsalo dos veces. Aquí tienes 11 cosas que debes saber antes de decidirte a dar el paso.

La idea del matrimonio suele traer a la mente cosas de fantasías o numerosos tableros de Pinterest. Una novia con el vestido blanco más bonito. El novio está en el altar ajustándose las mangas de su elegante traje de tres piezas. Las damas de honor con sus pequeños ramos de flores están mirando. Y luego están tus amigos y familiares, llorando lágrimas de alegría mientras tú y tu pareja dicen sus votos.

Esto no es un matrimonio. Es una boda. El matrimonio es mucho más que pompa y ostentación. Cuando estás a punto de sellar tu unión con la persona que amas, es fácil pensar que el amor lo conquistará todo. Seréis una pareja feliz, viviréis en la misma casa, haréis juntos vuestra vida cotidiana y quizá tengáis hijos en el futuro. Pero nunca es tan sencillo.

Todavía hay cosas que debes hablar con tu futuro cónyuge para que vuestra vida juntos fluya lo más suavemente posible.

Lo que necesitas saber antes de casarte

Puede que creas que lo sabes todo sobre tu pareja, pero hay un par de cosas que debes resolver antes de solicitar la licencia de matrimonio.

1. ¿Qué es lo siguiente?

La luna de miel ha terminado y has llegado a tu nuevo hogar. Sois oficialmente marido y mujer. ¿Y ahora qué?

Necesitáis hablar de vuestras prioridades y de lo que pensáis hacer ahora que habéis dado el paso. Suele haber una fase de adaptación después del matrimonio, en la que os acostumbráis a vivir en la misma casa, a dormir en la misma cama y a que os llamen Sr. y Sra. Algo. Después, tendréis que decidir cuál es el siguiente paso. ¿Tendréis hijos? ¿La señora va a ser ama de casa? ¿Trabajaréis en vuestras carreras durante un par de años antes de pensar en tener hijos? ¿Cómo repartiréis los gastos? Ese es el tipo de cosas de las que deberíais hablar incluso antes de empezar a planificar vuestra boda.

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2. ¿Aceptáis las rarezas del otro?

A menos que hayáis estado viviendo juntos durante un tiempo, habrá pequeños hábitos que sorprenderán a tu futuro cónyuge. Por ejemplo, uno de vosotros puede ser sonámbulo, roncador, una persona que se pasa horas en el baño o una persona a la que le gusta andar desnuda por la casa. Siempre es una buena idea que tu futuro cónyuge conozca estas pequeñas rarezas, para que no se sorprenda de repente cuando acabes caminando por la casa en medio de la noche.

3. Equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

¿Cómo equilibráis ambos vuestra vida laboral con el resto de las cosas que ocurren en vuestra vida? Como sois pareja, probablemente ya sabéis a qué se dedica vuestra pareja y viceversa. Si vuestros horarios coinciden, ¡genial! Si no es así, ¿cómo podéis sacar tiempo para el otro? Cuando se trata de las aficiones y otras actividades de tu pareja, también es una buena idea averiguar cómo puede afectarte esto, una vez que estéis casados. ¿Pasa los domingos jugando al golf o haciendo voluntariado en un comedor social local? ¿Estarías dispuesto a acompañar a tu futuro cónyuge a estas actividades o también tienes actividades propias que te harán sentirte excluido?

4. ¿Qué tenemos que cambiar para que esto funcione?

Ninguna pareja es perfecta. Pero eso no significa que no tengas que cambiar nada una vez que estés casado. Para empezar, puedes intentar mejorar la forma en que manejáis los conflictos. Si ambos acabáis en un grito cuando surge un conflicto, ¡no podéis llevar ese comportamiento a vuestro matrimonio! Empieza con las pequeñas cosas, como ser más responsable con las tareas, acordarte de hacer pequeñas cosas o ser más abierto con la comunicación. Las relaciones requieren un constante ajuste y mejora, y nada de eso tiene que terminar una vez que os caséis.

5. ¿Cuáles son tus creencias?

He visto matrimonios exitosos entre dos personas que tienen creencias muy diferentes. Me gustaría pensar que su matrimonio funcionó, porque encontraron una manera de no imponerse en las creencias del otro. Si tú y tu pareja tenéis creencias diferentes, podéis aceptar la diferencia o uno de vosotros tendría que transferirse al otro lado. No se trata sólo de una cuestión de religión, sino también de política, cuidado de los niños, medio ambiente o incluso mascotas. Es muy probable que no tengáis exactamente las mismas creencias, y eso está bien. Lo que sí hay que hacer es encontrar una manera de sortear las diferencias.

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6. Cómo es estar en la familia de tu cónyuge.

No sólo te casas con una persona, te casas con toda una familia, y lo mismo ocurre con tu futuro cónyuge. Es mejor que conozcas a tus futuros suegros y a su familia extendida desde el principio. Una forma de hacerlo es ir con tu pareja a las reuniones familiares. Puede que te sientas como un extraño al principio, pero tienes que ser una presencia familiar en estas cosas para que puedan darte la bienvenida plenamente. Quién sabe, ¡puede que acabes divirtiéndote mucho con ellos!

7. Opciones de reubicación.

Esto no es sólo un problema para las personas que tienen relaciones a larga distancia, sino que también puede serlo para las parejas en las que uno tiene que mudarse por trabajo. Desde el principio, tenéis que hablar de la posibilidad de que esto ocurra, para que no os pille desprevenidos y podáis tener tiempo suficiente para prepararos. Incluso cuando ni siquiera estéis hablando de matrimonio todavía, es una buena idea preguntarle a tu pareja si tiene planes de mudarse a otro país o estado.

8. ¿Cómo son vuestras finanzas?

Es poco probable que quieras involucrarte con alguien que está endeudado, pero cuando ya estás enamorado, puede ser difícil dejarlo pasar. Tenéis que ser honestos el uno con el otro en lo que respecta a vuestras capacidades financieras, ya que pronto las compartirán. Tened una discusión exhaustiva sobre cuánto dinero puede ganar vuestra pareja, cuánto puede ahorrar, cuántas deudas tiene, etc. Aunque no sean buenas noticias, saber que ya hay un problema de dinero os acerca un paso más a resolverlo.

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9. Niños.

Tradicionalmente, el propósito del matrimonio es tener hijos. Esto sigue siendo cierto para algunas parejas hoy en día. Sin embargo, ha habido numerosas parejas que se han divorciado, porque una pareja quiere tener hijos y la otra no. Empezad la conversación preguntando a vuestra pareja si quiere tener hijos, y si es así, cuándo y cuántos quiere tener. A continuación, podéis hablar de cómo podéis prepararos para criar a los hijos y de cómo podéis gestionar vuestras finanzas teniendo en cuenta el futuro de vuestros hijos. Si tu pareja se mantiene firme en su postura de no tener hijos, no pienses que un matrimonio la convencerá de lo contrario.

10. Ex parejas locas.

Claro, tú eres la persona con la que tu pareja se va a casar, pero eso no elimina la posibilidad de que algún ex loco acabe borracho y tartamudeando en el lugar de vuestra boda. Aunque no tienes que entrar en detalles sobre algún loco con el que hayas salido, puede que quieras darle a tu futuro cónyuge una advertencia adecuada.

11. Qué tipo de boda queréis tener.

Los hombres suelen ser menos prácticos en lo que respecta a estas cosas, pero sin duda tienen derecho a aportar una o dos ideas. Las mujeres, por otro lado, puede que ya hayan estado planeando la boda de sus sueños desde que tenían doce años. Para encontraros en el medio, deberíais hablar de qué tipo de boda queréis los dos. Considerad esto como el primer proyecto de trabajo en equipo a gran escala en el que ambos estáis obligados a trabajar. Es como un ensayo para el proyecto de trabajo en equipo aún más permanente llamado matrimonio.

La gente se casa todo el tiempo sin saber algunas de las cosas anteriores. Para prepararse para una vida con tu futuro cónyuge, es mejor mantenerse informado, para poder planificar los futuros obstáculos en el camino.

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