Cortesía y amabilidad: Cómo ser más educado y agradable

La cortesía y la amabilidad son dos de tus aliados más subestimados, pero poderosos, cuando interactúas con las personas. Aquí te explicamos cómo puedes ejercer ambos con gracia.

Cómo ser educado y agradable

1. Cuida tu lenguaje

El lenguaje soez puede ser aceptable si vives la vida de un matón, pero en situaciones cotidianas, no tanto. Esto es especialmente cierto cuando te comportas con extraños. Asegúrate de mantener las palabrotas al mínimo y, si puedes evitarlo, no las digas en absoluto.

2. Vigila tus “por favor” y “gracias”

De la misma manera que no te olvidarías de ponerte ropa por la mañana antes de salir de casa, nunca olvides inyectar un “por favor” y “gracias” en cada frase, en caso de que sea necesario. La forma en que hablas y te comportas determinará en gran medida cómo te ven las personas. Las cosas más sencillas, como dar las gracias, marcarán una gran diferencia.

3. En broma, no ofendas

No importa lo divertidas y extrovertidas que sean las personas, se ofenderán si dices algo negativo sobre ellas. Algunas personas pueden ser menos sensibles que otras, pero si dices algo desagradable sobre su peso, su trabajo o su nuevo peinado, sin duda se sentirán ofendidas, incluso si estás bromeando. La gente puede ponerse susceptible con ciertos temas, e incluso si se ríen, puedes estar seguro de que preferirían que te hubieras callado.

4. Simplemente no lo digas

¿Recuerdas el dicho: “Si no tienes nada bueno que decir, entonces no lo digas”? A menos que estés organizando una intervención, no hay necesidad de ser brutalmente honesto hasta el punto de ofender a la otra persona. A nadie le gusta oír cosas negativas sobre sí mismo, y que tú seas un aguafiestas no va a ayudar a nadie. Por lo tanto, para no parecer grosero, si lo que vas a decir tiene una connotación negativa, simplemente no lo digas.

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5. No mires fijamente

Muchas personas luchan contra esto, especialmente cuando ven algo fuera de lo normal. Señoras vestidas con sus mejores galas, madres con manchas de vómito en la camisa, parejas homosexuales cogidas de la mano, víctimas de accidentes y personas con deformidades son excelentes ejemplos. Puede que no se adhieran a tu código de conducta o que no se parezcan a ti, pero son personas con sentimientos y no hay que mirarlas fijamente ni burlarse de ellas.

6. Ten en cuenta tu etiqueta en la mesa

La forma en que comes determinará cómo los demás ven tus modales. Aunque sorber los fideos es la norma en Japón y en otras partes de Asia, es más seguro evitarlo en general. Una amiga íntima que nació y creció en Hong Kong dice que, aunque creció sorbiendo sopa y fideos, aprendió a no hacerlo cuando se dio cuenta de que molestaba a los demás comensales. Desde entonces, ha dejado de sorber su comida incluso cuando está sola en casa. Por muy maravillosas que sean la tradición y la cultura, hay ciertas cosas de las que el mundo puede prescindir, y sorber es una de ellas. Lo mismo puede decirse del uso inadecuado de los cubiertos.

7. Todo está en los pequeños gestos

Haz cosas sencillas como mantener la puerta abierta a los demás, ayudar a alguien con sus bolsas de la compra, dejar que la señora mayor se cuele en la cola, ceder tu asiento en el autobús, etc. No importa la raza, la edad, el género o la posición social de la persona, la regla general es tratar a todos por igual. No importa lo que hagas, trata a los demás con el mismo respeto y dignidad que te gustaría recibir.

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8. No hagas chistes demasiado pronto

Recuerda este consejo cuando conozcas a gente por primera vez. Lo último que quieres es dar a los demás una mala impresión de ti. Evita hacer chistes y espera a conocer mejor a estos novatos. Nunca se sabe cuánto se va a ofender alguien si haces un chiste sexista, racial o político. Te tacharán de grosero y puede que nunca recuperes su respeto, por mucho que lo intentes.

9. Sé educado con todo el mundo

Quienes trabajan en el sector servicios te dirán lo maleducadas que pueden ser algunas personas, se den cuenta o no. Por ejemplo, no te matará dar las gracias a tu camarera por el excelente servicio que te ha prestado. No hay nada malo en dejar una nota de agradecimiento por la forma maravillosa en que el servicio de limpieza del hotel se encargó de tu habitación. Sorprende a tu cartero con una botella de Sprite. Cuando te subas a un taxi, pregunta a tu taxista cómo le va el día y entabla una pequeña charla con él. No importa lo que hagan, a la gente le encanta que se le reconozca un trabajo bien hecho. Te sorprenderás de lo significativo que pueden ser las cosas sencillas para las personas que la sociedad a veces considera “invisibles”. Nadie te va a tachar de grosero si eres educado y agradable con ellos.

10. Saluda a todos los que veas

Hace un año, acompañé a mis dos hermanos a ver un apartamento. Aunque yo estaba allí, el agente inmobiliario no se presentó. Tal vez fue porque soy mujer o simplemente no quería malgastar su aliento en alguien que no tomaba las decisiones. En cualquier caso, perdió la comisión porque mi hermano, bendito sea su corazón, no quiso hacer negocios con alguien tan grosero como él. La moraleja de la historia es saludar a todos los que veas en cualquier situación, ya que hacer lo contrario puede ser perjudicial no sólo para tu negocio, sino para la forma en que la gente te percibe. Tanto si estás en una reunión de negocios como si sales a divertirte con los amigos, asegúrate de presentarte y hacer un esfuerzo por saludar, incluso si la persona es “poco importante”. De todos modos, ¿quién eres tú para juzgar si son importantes o no?

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Ser educado requiere mucho menos esfuerzo que ser grosero. Recuerda que las personas con las que te encuentras pueden no estar teniendo un gran día, pero un poco de cortesía puede ser lo único que les anime.

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