¡Cuando todo parece ir mal, no te desesperes!

La importancia de mantener la calma

A todos nos pasan días en los que parece que nada sale bien. Puede ser un plan cuidadosamente elaborado que se desmorona por una nimiedad insignificante, o simplemente nada funciona como esperábamos. Hay momentos en los que parece que todo el universo se confabula para ponérnoslo difícil.

En esos instantes, es fundamental conservar la calma. Reaccionar emocionalmente, dejándonos llevar por la ira o la frustración, solo empeorará las cosas. Detente, respira hondo y toma la decisión de no ceder ante esas emociones negativas.

Evalúa la importancia de la frustración

Es fácil enfadarse más de lo necesario por algo. Tras calmarte, considera lo sucedido. ¿Merece una reacción emocional tan intensa? ¿Romper una taza de café es realmente tan frustrante? ¿Acaso no podemos limpiarlo y seguir adelante?

Reflexiona sobre la importancia de la situación. ¿Importará dentro de cinco minutos, cinco horas, cinco meses o cinco años? La mayoría de las veces, estas pequeñas molestias son insignificantes y no merecen que nos preocupemos.

Descarta la frustración

Una vez evaluada la importancia de la situación, es hora de deshacernos de la frustración. Al desactivar las situaciones frustrantes desde el principio, evitaremos que se acumulen y nos agobien.

Si una cosa sale mal, no pasa nada, puede suceder. Pero si la segunda cosa también va mal, empezamos a pensar que estamos teniendo un mal día. Y cuando la décima cosa sale mal, es muy fácil enfadarse porque nada sale según lo planeado.

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Por eso es esencial interrumpir la ira y la frustración desde el principio, para que no tengan tiempo de escalar. Una vez que lo hacen, es mucho más difícil lidiar con ellas.

Preparación ante la frustración

El camino hacia el éxito rara vez es una línea recta. Cuando vemos el éxito, solemos ver a una persona sonriente y feliz al final de un largo viaje lleno de altibajos, pruebas y tribulaciones, fracasos y nuevos intentos. Muy pocas personas hacen un plan y llegan directamente al éxito sin obstáculos ni contratiempos en el camino.

Por eso es importante prepararse mentalmente para estos contratiempos. Entender que el fracaso forma parte del proceso es crucial. Es nuestra forma de ver el fracaso y cómo lo utilizamos lo que determina si tenemos éxito o no.

Busca el punto de inflexión

A veces, el hecho de que las cosas no vayan bien es indicativo de que un plan no está funcionando. Es posible que tuviéramos información errónea antes de empezar. Es difícil ser consciente de lo que no sabemos hasta que ese conocimiento nos golpea en la cara.

Ahí es donde entra el punto de inflexión. Puede que descubras que tu frustración y experiencia están tratando de decirte algo positivo. Podría estar destacando otra oportunidad que no eras capaz de ver antes.

Busca un lugar donde pivotar. ¿Puedes hacer que esta frustración sea productiva? ¿Puedes refinar tu plan? ¿Hay otra vía que podría haberse abierto para brindarte una oportunidad? ¿Necesitas cambiar de dirección para acercarte a tu objetivo? ¿Cómo puede esta frustración servir de trampolín hacia algo mejor?

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Tómate un descanso

La vida es frustrante. Las cosas no salen como queremos. Plan tras plan se desmorona. Todas las pequeñas molestias finalmente se acumulan en una catástrofe de frustración y blasfemias que solo buscan estallar.

Es hora de tomarse un pequeño descanso y cuidarse un poco. La duración del descanso dependerá del tamaño del problema que estés enfrentando. Quizás solo necesites quince minutos para no pensar en las molestias del día que se acumulan. O tal vez necesites tomarte un fin de semana para relajarte, sentarte contigo mismo y descomprimirte del estrés de las frustraciones de la vida que se acumulan sobre ti.

Tómate un pequeño descanso siempre que puedas. Es difícil ver la verdad de un asunto o tomar buenas decisiones cuando estás enojado. Puede que descubras que el frustrante problema con el que estabas lidiando no es nada una vez que hayas tenido la oportunidad de calmarte y volver a él. Podrás ver la situación con ojos nuevos y quizás encuentres una solución obvia que no pudiste ver mientras estabas enojado.

Busca ayuda si las cosas se ponen difíciles

A veces, las pequeñas molestias y frustraciones se acumulan, o una serie de eventos desafortunados te hacen sentir que nada sale bien. Si estás luchando tanto emocional como prácticamente, no hay vergüenza en buscar ayuda y apoyo. De hecho, es una elección valiente y sensata encontrar a alguien en quien apoyarse cuando los tiempos son difíciles.

Eso puede significar pedir ayuda a amigos o familiares, pero ten en cuenta que es posible que no siempre puedan dar consejos efectivos o incluso imparciales. Pueden tener buenas intenciones, pero eso no significa que estén preparados para lidiar con todas las cosas que enfrentas.

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La opción más sabia puede ser buscar ayuda profesional en forma de un terapeuta que esté capacitado para escucharte atentamente antes de ofrecerte un camino bien considerado para salir de tu aprieto. Podrán asesorarte en términos prácticos y también con tu estado emocional cuando nada parece ir bien.

Preguntas frecuentes

P: ¿Qué hago cuando siento que nada sale bien?

R: Pausa, considera la importancia de la frustración y deséchala. Prepárate para la frustración, busca un punto de inflexión y toma un descanso.

P: ¿Cómo puedo manejar las frustraciones más grandes?

R: Considera la posibilidad de obtener ayuda de un terapeuta, ya sea a través de amigos, familiares o un profesional. BetterHelp.com ofrece terapia en línea conveniente.

P: ¿Es normal sentir que nada sale bien de vez en cuando?

R: Sí, es común experimentar días difíciles. Lo importante es recuperarse y no dejar que arruinen un buen día.

P: ¿Por qué es importante no ceder a las emociones negativas cuando algo sale mal?

R: Las emociones negativas pueden escalar y dificultar el manejo de la situación. Pausar y considerar la importancia de la frustración ayuda a evitar este espiral descendente.

P: ¿Cómo puedo prevenir que las frustraciones se acumulen?

R: Deshazte de las frustraciones tan pronto como surjan. Defundirlas temprano evita que se amontonen y te agobien.

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