A veces, sentimos que no importamos, que somos insignificantes y que nuestras acciones no tienen consecuencias. Estos pensamientos pueden surgir por diversas razones, algunas de ellas muy graves.
La negligencia, el abuso y el abandono en la infancia pueden fomentar una baja autoestima y alimentar estos sentimientos. Los supervivientes de violencia doméstica pueden necesitar reconstruir su autoestima después del daño causado por alguien cruel.
Las enfermedades mentales también pueden alimentar estos pensamientos y sentimientos. La depresión y la ansiedad afectan a nuestra relación con los demás y a nuestro lugar en el mundo.
Nuestra sociedad nos dice constantemente que debemos esforzarnos, lograr más, hacer cosas importantes, demostrar nuestro valor al mundo y vivir una gran vida. ¡Incluso si no es lo que queremos! De lo contrario, los demás nos juzgarán por no vivir correctamente.
Puede parecer ridículo, pero a veces la vida cambia y nos alejamos de las personas o situaciones que nos hacían sentir importantes.
Puede que nuestros hijos se hayan ido y estén ocupados con sus propias vidas. Quizá hayamos perdido un trabajo o hayamos tenido un cambio de carrera que era una parte importante de nuestra identidad. Tal vez estemos en las últimas etapas de nuestra vida y no sintamos que contribuimos tanto al mundo como antes.
La buena noticia es que estos sentimientos pueden reconducirse o transformarse en una perspectiva más saludable sobre nuestro lugar en el mundo.
¿Cómo hacerlo?
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Examina los sentimientos de “no importo”
Los sentimientos pueden ser una fuente cuestionable de información a veces. Por lo tanto, lo primero que debes hacer es examinar esos sentimientos de no importar para determinar de dónde proceden. Así podrás saber si representan con precisión tu realidad.
Considera a un padre que ve a su hijo irse a la universidad. Están pasando a una vida en la que su hijo empieza a construir su propia independencia. Estarán ocupados con las clases, estudiando, tratando de hacer amigos, lidiando con el estrés de la escuela y puede que no tengan mucho tiempo para llamar o volver a casa con regularidad.
No es que los padres no les importen. Sus jóvenes adultos pueden estar esperando las próximas vacaciones o el momento de sentarse a charlar con mamá y papá. Pero los padres pueden ver a la persona que antes dependía de ellos para todo como alguien que ya no los necesita.
En ese escenario, las cosas en la vida están cambiando. El niño está creciendo hasta convertirse en un adulto joven, y el padre tendrá que crecer para llenar los vacíos que quedan atrás.
Podrían remediar esos sentimientos uniéndose a un grupo social, consiguiendo un trabajo a tiempo parcial, adoptando un nuevo pasatiempo o buscando gente con quien hablar.
Busca las razones por las que sientes que no importas para ver si provienen de un lugar auténtico. Eso también te ayudará a encontrar soluciones al problema.
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Combate la necesidad de validación externa
¿Estás viviendo tu mejor vida? ¿Por qué no? ¡Deberías estarlo! ¡Solo tienes una vida! ¡La vida es corta! ¡Sácale el máximo partido! ¡Haz cosas! ¡Haz todas las cosas!
¡Haz cosas importantes por las que otras personas te den palmaditas en la espalda y te digan que eres muy valiente y asombroso por hacerlas! ¡Salta por este aro! ¡Corre rápido en esta cinta de correr para no llegar a ninguna parte! Ya llegarás allí, y entonces ¡importarás!
¿Quieres saber un secreto? Un pequeño secreto ganado a través de una dura experiencia personal.
Las personas que viven esa vida y persiguen la aprobación y el elogio de los demás se están preparando para un fracaso devastador.
Tienes muchos animadores. Mucha gente te dice que estás haciendo grandes cosas, que importas, ¡que eres importante!
Pero entonces algo sucede. Tal vez pases por tiempos difíciles y no puedas estar a la altura de la imagen romántica que han creado en su cabeza. Tal vez te muestres como un ser humano defectuoso y falible, y ya no tengas el uso apropiado para su narrativa mental.
Así que te descartan y pasan a otra persona que pueda representar esa fantasía para ellos.
Nunca bases tu autoestima en la aprobación de otras personas. Evita hacer cosas para que los demás te aprueben para sentirte bien o importante. Te dará la ilusión de importar, pero todo eso desaparecerá cuando ya no seas útil.
Tu valor no está ligado a lo que puedas contribuir. Tu valor es porque eres un ser humano merecedor de respeto y consideración básicos.
Y luego está la mentalidad que dice que como nadie valida explícitamente tu valía como persona y tu valía para ellos, no tienes ninguna. Eso simplemente no es cierto.
Muy pocas personas van por ahí diciendo a sus amigos o familiares lo mucho que significan para ellos de forma regular. Gran parte del aprecio y cuidado que una persona siente por ti no se comunica verbalmente. A veces, no se comunica mucho.
Si crees que solo importas tanto como otras personas dicen que importas, pasarás el resto de tu vida sintiéndote infravalorado. Tienes que aceptar que importas y que lo que haces importa, a pesar de lo que otros puedan decir o no decir.
Preguntas frecuentes
¿Por qué siento que no importo?
Los sentimientos de inutilidad pueden surgir por diversas razones, como traumas infantiles, enfermedades mentales o incluso las exigencias de la sociedad.
¿Cómo puedo superar estos sentimientos?
- Examina tus sentimientos para determinar su origen y buscar soluciones.
- Evita buscar la validación externa y céntrate en tu valor inherente.
- Recuerda que no estás solo en estos sentimientos y que hay personas dispuestas a apoyarte.
- Agradece los pequeños actos de bondad que te rodean.
- No asumas la responsabilidad de los problemas del mundo; en su lugar, enfócate en contribuir a una causa que te importe.
- Encuentra tu propósito y comparte tus habilidades y conocimientos con otros.
- Desafía a tu crítico interno con evidencia de tu valor y contribución.
- Reconoce que el maltrato de otros es un reflejo de ellos, no de ti.
- Considera buscar ayuda profesional si tus sentimientos persisten.