¿Por Qué No Quieren Hablar?
La comunicación es crucial en cualquier relación, tanto en el hogar como en el trabajo. Sin embargo, para que la comunicación sea eficaz y resuelva conflictos, ambas partes deben participar activamente.
Desafortunadamente, a menudo no es el caso. Una persona puede querer hablar mientras que la otra evita la conversación. Aquellos que evaden hablar suelen dar excusas: falta de tiempo, falta de confianza en que ayude, percepción de control o demanda de atención.
Causas Profundas: El Miedo a Equivocarse
Entre las causas principales para no hablar se encuentra el miedo a admitir un error.
Como dijo Confucio: “He viajado por todas partes y nunca he encontrado a un hombre que pudiera aceptar un juicio contra sí mismo”.
La mayoría de las personas tienden a ver las cosas desde su propia perspectiva y no están dispuestas a considerar otras opiniones que puedan desafiar su punto de vista. Buscan ganar en lugar de involucrarse en una comunicación auténtica y constructiva.
Falsa Pretensión de Hablar
Este problema no solo afecta a quienes no quieren hablar. Aquellos que sí lo desean a menudo solo buscan persuadir a su pareja de que tienen razón, disfrazando esto como una “discusión abierta”.
Esto puede ser otra razón por la que su pareja no quiere participar. En este caso, la persona que pretende querer hablar en realidad no está interesada en un diálogo constructivo.
Identificación y Motivación
Resolver este problema implica dos aspectos:
- Identificar a la persona que no quiere hablar.
- Motivar a esa persona a participar.
El primer aspecto puede ser el más difícil. Para identificar a la persona que se resiste a hablar, se requiere una autoevaluación objetiva. Si eres quien quiere hablar, puede ser difícil reconocer que tu verdadero objetivo no es comunicarte, sino hacer que tu pareja vea tu punto de vista y cambie su comportamiento.
Si eres quien se niega a hablar, también será difícil abandonar tus excusas. Creerás que tus razones están justificadas y te resistirás a examinarlas objetivamente.
Empatía y Autoexamen
La objetividad requiere más coraje que saltar de un incendio en llamas. Esto se debe a que, en un incendio, sabes lo que te espera, pero al tratar de mirarte objetivamente, te enfrentas a tu propio inconsciente. Crees que te estás viendo a ti mismo con claridad y que sabes lo que hay.
Sin embargo, Sigmund Freud sugirió que la mayor parte de nuestra mente es inconsciente. Por lo tanto, hacer consciente lo inconsciente es la parte difícil de la autoevaluación objetiva.
Del mismo modo, aquellos que se niegan a hablar también deben examinarse objetivamente. Para cada miembro de la pareja, el que se niega a hablar y el que pretende querer hacerlo, el primer paso es identificar si realmente desean hablar o por qué no quieren hacerlo.
Cómo Motivar a Hablar
Si eres quien quiere hablar y has intentado hacer que tu pareja participe, el primer paso es mirarte a ti mismo. ¿Qué podrías estar haciendo para provocar su reticencia? La mejor manera de motivar a alguien que no quiere hablar es asumir la responsabilidad de tu propia contribución al problema.
“Supongo que no quieres hablar porque crees que te voy a acusar o exigirte algo”, podrías decir. Esto demuestra empatía y puede indicar que estás en sintonía con los sentimientos de tu pareja.
Si eres quien se niega a hablar, puedes intentar una táctica similar. Cuando tu pareja diga: “Hablemos”, podrías responder: “Tengo miedo de hablar. Tengo miedo de tener que admitir que estoy equivocado”. O podrías decir: “Entiendo que sientes que no te escucho, pero me da miedo hablar porque en el pasado sentí que querías demostrar que tienes razón y yo estoy equivocado”.
La palabra “sentí” es importante aquí porque mantiene la conversación subjetiva y favorece el diálogo. Si dijeras: “Tengo miedo de hablar porque en el pasado siempre quieres demostrarme que estoy equivocado”, la declaración se convierte en una acusación y dificulta el diálogo y la resolución.
Para que alguien que no quiere hablar participe, primero debes comunicarte de una manera que no quieres hacerlo: es decir, empatizar con tu pareja en lugar de tratar de manipularla. Para que alguien deje de pretender hablar, debes empatizar con esa pareja y demostrar la intención de dar y recibir.
Sí, es difícil. Pero nadie dijo que las relaciones fueran fáciles.
Preguntas Frecuentes
¿Por qué mi pareja no quiere hablar conmigo?
Pueden ser adictos al trabajo que valoran la acción sobre la comunicación.
Pueden estar enojados y guardar rencor.
Pueden fingir que quieren hablar para apaciguarte, pero no están realmente interesados en una comunicación genuina.
La razón principal es que no quieren renunciar a tener la razón.
¿Cómo puedo identificar quién no quiere hablar?
Reflexiona objetivamente sobre ti mismo.
Si eres quien quiere hablar, puede ser difícil reconocer que tu motivación es más persuadir a tu pareja que entablar un diálogo constructivo.
Si eres quien se niega a hablar, también es difícil renunciar a tus excusas.
¿Cómo consigo que mi pareja hable?
Si eres quien quiere hablar, asume la responsabilidad de tu propia contribución al problema.
Demuestra empatía y expresa que entiendes las preocupaciones de tu pareja.
Evita hacer acusaciones o exigencias.
Si eres quien se niega a hablar, intenta expresar tus temores de tener que renunciar a tener la razón o de sentirte juzgado.
¿Cómo consigo que mi pareja deje de fingir que quiere hablar?
Demuestra empatía y demuestra tu intención de dar y recibir.
Evita intentar manipular a tu pareja.
Recuerda que construir relaciones es un trabajo arduo, pero es esencial para una comunicación saludable.