Cuando nos obsesionamos con un problema, nos sumergimos en un ciclo de pensamientos negativos. Para salir de esta espiral, es crucial reconocer nuestra parte en la situación. Puede ser doloroso, pero asumir nuestra responsabilidad nos liberará de la rumiación y nos guiará hacia soluciones.
Enfócate en lo Controlable
En lugar de divagar sobre lo que no podemos cambiar, céntrate en lo que sí puedes controlar. Pregúntate: “¿Qué acciones puedo tomar?”. Por ejemplo, ante una entrevista de trabajo, concéntrate en prepararte, no en preocuparte por el resultado. Los pensamientos proactivos conducen a acciones positivas y reducen la rumiación.
No te Obsesiones con los Demás
No podemos controlar a los demás, así que analizar sus acciones solo nos agitará. En lugar de obsesionarte con sus pensamientos o comportamientos, céntrate en cómo puedes abordar la situación. Determina cómo reparar o responder, construyendo hábitos saludables y reduciendo la ansiedad.
