El matrimonio requiere esfuerzo y, aunque anhelemos relaciones llenas de romance y felicidad, no siempre funciona así. En medio de los desafíos y altibajos de la vida, puedes encontrarte pensando: “¡Me da asco cuando mi esposo me toca!”.

Si te has cuestionado: “Mi piel se eriza cuando mi esposo me toca”, es crucial llegar al fondo del asunto. En algunos casos, puede haber un problema en la relación que te hace despreciar su tacto. En otras situaciones, podrías tener un problema personal que interfiere.

A continuación, encontrarás las razones detrás del sentimiento: “Ya no soporto que mi esposo me toque”.

Causas del asco al tacto del esposo

Para muchas personas, el contacto físico es importante en una relación. Les ayuda a sentirse amadas y fortalece su vínculo con su cónyuge. Sin embargo, cuando empiezas a sentir: “No quiero que mi esposo me toque más”, generalmente existe algún tipo de problema subyacente que causa el problema.

Tal vez ha habido tanto conflicto en la relación que simplemente no quieres estar cerca de tu cónyuge en este momento. Por otro lado, podría ser que estés lidiando con un problema personal que dificulta el contacto físico.

Si comienzas a notar: “Mi piel se eriza cuando mi esposo me toca”, puedes explorar la razón subyacente de este problema y tomar medidas para corregirlo.

10+ razones por las que te da asco cuando tu esposo te toca

Si estás atrapada en la trampa de: “Me da asco cuando mi esposo me toca”, hay varias razones por las que podrías sentirte así. Para empezar a llegar al fondo del asunto, considera las siguientes 10 razones por las que podrías sentirte disgustada por su tacto.

1. Estás enojada por conflictos sin resolver

Muchas relaciones atraviesan momentos difíciles de vez en cuando, y si este es el caso de ti y tu esposo, es posible que te desagrade su toque debido al enojo por un conflicto sin resolver.

Si estás molesta por peleas recientes, puedes desear distancia física de él. El enojo y el conflicto pueden hacer que su contacto físico te resulte bastante irritante.

2. No satisface tus necesidades emocionales

La intimidad emocional y la conexión son fundamentales en el matrimonio. Para lograr un estado de intimidad emocional en el matrimonio, es importante que las parejas se acepten mutuamente, compartan sus pensamientos y sentimientos y tengan un profundo entendimiento mutuo.

Cuando tu esposo no satisface tus necesidades emocionales, es posible que te sientas disgustada por su tacto. Estar cerca de otra persona puede implicar cercanía física y emocional. Si la intimidad emocional no es lo que necesitas, la conexión física puede resultar perturbadora.

3. El sexo no ha sido bueno

El contacto físico no tiene que centrarse únicamente en el sexo, pero si el sexo no ha sido bueno, puede influir en la forma en que te sientes acerca del tacto de tu esposo.

Si el sexo es desagradable, es posible que comiences a sentirte ansiosa cuando tu esposo te toca porque desencadena los sentimientos de insatisfacción que tienes con tu vida sexual.

El sexo puede empezar a sentirse forzado o como una tarea, lo que puede llevarte a un ciclo de ansiedad cuando tu esposo se acerca. Esta podría ser la razón detrás de tu sentimiento: “¡No quiero que mi esposo me toque más!”.

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4. Hay abuso en la relación

En muchos casos, sentirse disgustada por el tacto de tu esposo apunta a un problema que se puede resolver, como una desconexión emocional dentro del matrimonio. Sin embargo, también es posible que tu falta de deseo por su tacto se deba a un problema más grave, incluido el abuso físico o psicológico en la relación.

Cuando has sido puesta en peligro o traumatizada por abuso en tu relación, puede interferir con la intimidad entre tú y tu esposo. El abuso físico y emocional le indica a tu cerebro que él no es una persona segura, por lo que es comprensible que te asustes o sientas repulsión cuando te toca físicamente.

5. No estás satisfecha con tu cuerpo

Si no te sientes bien con tu propia apariencia física, puedes distanciarte físicamente de tu pareja. Tal vez te preocupa que si se te acerca demasiado, notará defectos en tu cuerpo.

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La falta de confianza en tu propio cuerpo también puede llevarte a evitar el sexo. Entonces podrías sentirte disgustada cuando tu esposo te toca porque te preocupa que conduzca al sexo, lo que aumentaría tus inseguridades sobre tu cuerpo.

6. Has perdido tus sentimientos de amor por él

Cuando no puedes evitar sentir: “Mi piel se eriza cuando mi esposo me toca”, puedes preocuparte de haber perdido tus sentimientos amorosos por él. En algunos casos, los sentimientos de amor y pasión pueden disminuir con el tiempo.

Esto puede significar que ya no estás emocionada por su tacto o puedes comenzar a alejarte de él porque el deseo simplemente ya no está allí. Si te encuentras en este lugar, podrías beneficiarte de intentar reconstruir la chispa entre ustedes dos.

7. El sexo es completamente unilateral

Si la intimidad física se trata únicamente de las necesidades y el placer de tu esposo, es posible que comiences a evitarla. Esto significa que cuando intenta tocarte para excitarte, no quieres participar.

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Con el tiempo, si tu esposo continúa siendo egoísta en la cama, puedes comenzar a sentir que sus necesidades siempre están por encima de las tuyas. Cuando llegas a este punto, es posible que pierdas el deseo de conexión física.

8. Sientes resentimiento hacia él

Las relaciones a largo plazo requieren esfuerzo y la vida puede pasar factura con el tiempo. Si sientes que has hecho la mayor parte del trabajo pesado en tu relación o sientes que tu esposo no te aprecia, puede comenzar a acumularse el resentimiento.

Por ejemplo, si ambos trabajan a tiempo completo, pero tú llevas la carga de la mayor parte del cuidado infantil y las tareas del hogar, puedes comenzar a sentirte abrumada y como si te dieran por sentada.

Si tu esposo no colabora ni valora tus esfuerzos, es posible que no quieras estar cerca de él en absoluto, y la intimidad física es probablemente lo último en lo que piensas.

9. Parece que solo quiere sexo

En muchos casos, las mujeres quieren sentir que sus esposos satisfacen sus necesidades emocionales, además de su necesidad de intimidad física. Si parece que tu esposo solo quiere pasar tiempo contigo o mostrar afecto por el sexo, es posible que evites su toque por completo.

El contacto físico que se centra únicamente en el sexo puede hacerte sentir que eres solo un objeto para él. Si este es el caso, no es de extrañar que te sientas disgustada cuando tu esposo te toca.

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10. Estás lidiando con un trauma sin resolver

Si tienes un trauma sin resolver de la infancia o una relación anterior, es posible que te encojas cuando tu esposo intente tocarte. El trauma interfiere con nuestro sentido de seguridad y nos lleva a estar hipervigilantes con nuestro entorno.

Cuando intentas lidiar con un trauma pasado, un toque inocente y amoroso de tu esposo puede sentirse amenazante, desencadenando una reacción de lucha o huida en tu cuerpo.

5+ consejos para volver a disfrutar siendo tocada

Si tu aversión al tacto de tu esposo te está causando angustia o problemas en tu matrimonio, hay pasos que puedes seguir para volver a disfrutar de su tacto. Las siguientes cinco estrategias son útiles cuando te das cuenta de que no soportas que tu esposo te toque.

1. Trabaja en los problemas de la relación

Si la falta de comunicación, el conflicto constante o la desconexión emocional están provocando que no desees el contacto físico de tu esposo, abordar los problemas de la relación es el primer paso para abordar tu aversión a su tacto.

Siéntense juntos y hablen sobre cómo abordar los problemas en su relación. Esto podría incluir hacer un plan para una comunicación más abierta, llegar a un compromiso en cuestiones de desacuerdo y pasar más tiempo de calidad juntos.

A medida que mejore tu relación, es probable que descubras que aumenta tu deseo de intimidad física.

2. Aborda cualquier problema personal que conduzca al problema

Tal vez reconoces que tu disgusto por el tacto de tu esposo se debe a un problema personal, como problemas de imagen corporal o traumas sin resolver. Si este es el caso, abordar los problemas subyacentes te ayudará a superar tu malestar con el tacto de tu esposo.

En el caso de problemas de imagen corporal, puedes concentrarte en tomar medidas para sentirte mejor contigo misma, ya sea que eso signifique hacer tiempo para el ejercicio o dedicar más tiempo al cuidado personal. Si el trauma subyacente es el problema, puede ser el momento de trabajar con un terapeuta para aprender estrategias de afrontamiento.

3. Expresa tus necesidades a tu esposo

Es probable que tengas un mayor deseo de intimidad física si se satisfacen tus necesidades dentro de la relación. Sin embargo, esto no significa que puedas esperar que tu esposo lea tu mente o sepa mágicamente tus necesidades sin que tú las expreses.

Si el problema en tu relación es que tus necesidades emocionales no se satisfacen o sientes que las necesidades de tu esposo siempre están primero, ten una conversación abierta sobre esto. Establece claramente lo que falta y lo que necesitas para sentirte apreciada, y es probable que su contacto físico ya no te resulte tan repulsivo.

4. Encuentra toques que disfrutes

Podría ser que no encuentres todos los toques de tu esposo repulsivos. Quizás solo prefieras toques más suaves en comparación con los toques sexuales o bruscos.

Puedes hacer la transición a mayores cantidades de intimidad física comenzando con pequeños toques que disfrutes. Esto puede aumentar tu nivel de comodidad con el contacto físico y realmente ayudarte a disfrutar nuevamente de una conexión física con tu esposo.

5. Considera la terapia de pareja

La terapia marital es una opción adecuada cuando descubres que te disgusta el tacto de tu esposo y el problema es más grande que algo que puedas resolver por tu cuenta.

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Si simplemente no pueden ponerse de acuerdo o no pueden resolver el conflicto en curso, la terapia brinda un espacio seguro para abordar problemas en el matrimonio, incluida una reacción negativa cuando él te toca.

Un terapeuta proporciona una lente clínica y un punto de vista neutral para ayudarte a superar problemas que están interfiriendo con la intimidad física en el matrimonio.

Es posible que puedas explorar patrones poco saludables que están contribuyendo a problemas entre tú y tu esposo. De hecho, se ha descubierto que la terapia es beneficiosa para mejorar tanto la intimidad física como emocional dentro de los matrimonios.

6. Experimenta y comunícate sobre la intimidad física

A veces, la aversión al contacto físico puede estar relacionada con la falta de variedad o emoción en la vida íntima. Fomenta la comunicación abierta y honesta con tu esposo sobre tus deseos, fantasías y qué tipo de toques encuentras más agradables.

Al explorar y probar cosas nuevas juntos, pueden descubrir que la conexión física se vuelve más atractiva. La experimentación puede reavivar la chispa en su relación física y hacerla más satisfactoria tanto para ti como para tu esposo.

Recuerda, si tu esposo te repugna sexualmente, la clave para superar esta aversión es la comunicación, la comprensión y el esfuerzo mutuo de ambos miembros de la pareja. La experiencia de cada persona es única, por lo que es crucial adaptar tu enfoque a tus circunstancias específicas.

Preguntas Frecuentes en Español

¿Por qué siento asco cuando mi esposo me toca?

Si te sientes asqueada cuando tu pareja o alguien más te toca, es probable que estés lidiando con problemas dentro de la relación. Por ejemplo, el resentimiento, los conflictos o las necesidades no satisfechas pueden hacer que el contacto físico sea desagradable. Los sentimientos de asco cuando alguien te toca también pueden surgir de problemas personales, como traumas o problemas de imagen corporal.

¿Qué debo hacer si mi esposo me disgusta sexualmente?

Si experimentas disgusto cuando tu esposo te toca, prioriza el cuidado personal. Comunícale tus sentimientos con honestidad, considera buscar orientación profesional y trabajen juntos para comprender y abordar las preocupaciones subyacentes.

¿Cómo puedo comunicar mis sentimientos a mi esposo sobre no querer ser tocada?

La comunicación abierta y honesta es clave. Elige un lugar tranquilo y privado para expresar tus sentimientos. Usa declaraciones en primera persona para explicar tu incomodidad y tus razones, y fomenta un diálogo constructivo para encontrar un terreno común.

¿Cómo puedo establecer límites con mi esposo sobre el tacto?

Los límites son esenciales en cualquier relación. Habla sobre tus límites con tu esposo, indicando claramente con qué te sientes cómoda y qué te hace sentir incómoda. Respeten los límites de cada uno y ajusten sus acciones en consecuencia.

¿Dónde puedo encontrar ayuda profesional para mis sentimientos de disgusto hacia el tacto?

Busca ayuda profesional de terapeutas, consejeros o psicólogos que se especialicen en relaciones e intimidad si te sientes asqueada por tu esposo. Puedes encontrar a estos profesionales a través de directorios en línea, recomendaciones de amigos o tu proveedor de atención médica. Pueden ofrecer orientación y apoyo para comprender y abordar tus sentimientos de disgusto.

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