¿Alguna vez has deseado poder saber si tu pareja y tú sois adecuados el uno para el otro sin tener que invertir tiempo (y a veces desperdiciarlo) en averiguarlo?
Todos queremos encontrar a nuestra pareja perfecta y vivir felices para siempre, pero ¿qué pasa si vosotros dos sois bastante diferentes en muchos aspectos?
¿Qué determina la compatibilidad (o incompatibilidad) de una pareja?
Por ejemplo, a mi esposo le encanta el helado de fresa y yo prefiero el de chocolate. A él le encantan las películas de acción, mientras que yo prefiero el drama. Él odia el ejercicio y a mí me encanta.
¿Estamos destinados al fracaso? A veces se siente así.
Todas las relaciones van a tener problemas de vez en cuando. Algunos de esos problemas son serios y otros son simplemente un hecho de la vida.
¿Cómo saber la diferencia entre problemas sanos y problemas insalubres?
Si recientemente te has encontrado cuestionando si tu pareja es realmente tu alma gemela, aquí hay algunas señales de que ustedes dos pueden ser en realidad incompatibles.
18 Señales de incompatibilidad en las relaciones
1. Vuestros futuros ideales son diferentes
Si tu pareja quiere una casa con jardín y niños corriendo por el patio trasero, mientras que tú visualizas una vida en la bulliciosa ciudad, puede que haya problemas a largo plazo en vuestra relación.
Si tú quieres casarte y tu pareja quiere algo más informal, vuestra relación podría haber terminado ya sin que te des cuenta.
Hay ciertos aspectos de vuestro futuro en los que debéis estar de acuerdo si queréis permanecer felices juntos. Deberíais estar de acuerdo en el matrimonio, los hijos y un hogar donde estableceros.
Otras cosas como las vacaciones, las aficiones y las mascotas preferidas probablemente puedan resolverse.
Cuando cierras los ojos e imaginas cómo es tu futuro, ¿se alinea con lo que ve tu pareja?
Los objetivos incompatibles en una relación pueden ser un signo de problemas que no pueden superarse.
En última instancia, se reducirá a si podéis encontrar un término medio con el que ambos podáis ser felices a largo plazo.
Si decidís comprometeros, aseguraos de que ambos estáis completamente de acuerdo. De lo contrario, podría haber un juego de culpas esperándoos en el futuro, y eso no terminará bien.
2. Ambos sois tercos
Las relaciones pueden funcionar con una persona terca. Sin embargo, cuando hay dos personas tercas en una relación, las perspectivas no son tan buenas. Es un caso de personalidades incompatibles.
Las personas tercas tienden a mantenerse firmes en sus posiciones sin importar nada: son las personas que no se disculpan ni admiten que están equivocadas.
¿Puedes imaginar lo que pasaría cuando hay un desacuerdo entre dos personas tercas?
Ambos mantendríais vuestras posiciones y probablemente acabaríais acabando con todo simplemente porque ninguno de los dos se niega a admitir que se ha equivocado. (Por no mencionar que las discusiones regulares también son un signo de incompatibilidad, como veremos en un minuto).
Si quieres cambiar tus costumbres de terquedad, empieza poco a poco. Piensa antes de hablar y ponte siempre en el lugar de tu pareja para ver su punto de vista.
Date cuenta de que a veces te vas a equivocar, por mucho que no estés de acuerdo.
Recuerda también que a veces es más fácil estar de acuerdo en no estar de acuerdo en lugar de convertir cada pequeña cosa en un gran problema.
3. No estáis al mismo nivel intelectual
Si eres un graduado de Harvard con tres títulos diferentes y tu pareja abandonó la escuela secundaria, es posible que no funcione como esperabas.
Al principio, es posible que podáis pasar por alto las diferencias y seguir divirtiéndoos. A veces, en las etapas iniciales de una relación, estás cegado por el amor.
Sin embargo, una vez pasada la fase inicial de luna de miel, es probable que haya algunas grandes diferencias entre vosotros dos que resulten difíciles de superar.
Tu forma de pensar está destinada a ser diferente según la cantidad de educación que cada uno haya tenido. Vuestras vidas profesionales también serán probablemente muy distintas.
Hay excepciones a esta regla, así que no renuncies inmediatamente a una relación sana solo porque tengas más o menos educación que tu pareja.
No tiene por qué significar que no sois compatibles como pareja.
Mientras podáis mantener una conversación reflexiva y significativa y disfrutéis haciendo cosas similares, probablemente podréis conseguir que funcione.
Reconoce la diferencia y toma una decisión basada en lo que te parezca correcto.
Preguntas frecuentes
¿Cómo sé si mi pareja y yo somos compatibles?
Busca señales como diferencias en sus objetivos futuros, personalidades obstinadas, niveles intelectuales dispares, falta de comunicación, ausencia de sentimientos amorosos, preferencia de amigos sobre la pareja, discusiones frecuentes, ausencia de intereses comunes, valores y creencias diferentes, perspectivas de vida opuestas, incapacidad de ser uno mismo, deseo de cambio, diferencias en el impulso sexual, falta de humor compartido, diferentes lenguajes de amor, niveles variables de empatía y expresión emocional, necesidades contrastadas de tiempo a solas y horarios dispares.
¿Qué determina la compatibilidad o incompatibilidad de una pareja?
Los factores que influyen en la compatibilidad incluyen los objetivos futuros, las personalidades, los niveles intelectuales, la comunicación, los sentimientos amorosos, el tiempo dedicado a la pareja, el nivel de discusión, los intereses comunes, los valores y creencias, las perspectivas de vida, la comodidad para ser uno mismo, el deseo de cambio, el impulso sexual, el sentido del humor, los lenguajes del amor, la empatía y la expresión emocional, las necesidades de tiempo a solas y los horarios.
¿Cómo puedo saber la diferencia entre problemas saludables e insalubres en una relación?
Los problemas saludables suelen ser temporales y pueden resolverse mediante la comunicación, el compromiso y el apoyo mutuo. Los problemas insalubres, por otro lado, implican patrones persistentes de conflicto, falta de respeto, abuso o negligencia. Es esencial abordar los problemas insalubres rápidamente para evitar daños duraderos a la relación.