La infidelidad es una de las pruebas más dolorosas y dañinas de superar en el camino hacia la sanación de una relación. Deja una huella indeleble en quienes la sufren, sin importar lo mucho que se esfuercen. Una vez que ocurre, no hay forma de borrarla.

Pérdida de confianza

Tras una infidelidad, el precio más evidente es la pérdida de confianza que la víctima tenía en su pareja. Por desgracia, a menudo también se daña la confianza en futuras relaciones y amistades. Recuperar la confianza no es fácil, si es que alguna vez se consigue. El daño causado por la infidelidad es una herida emocional que puede cicatrizar, pero cualquier movimiento en falso puede volver a abrirla.

Una palabra, un pensamiento, una acción: el más mínimo detalle puede desencadenar desconfianza en la víctima. Esta pérdida es doble: ambas partes sufren la incapacidad de compartir sus vidas con otros sin temor a ser traicionados. Así es como y por qué las infidelidades suelen acabar mal.

Devaluación del contacto físico

Aunque la infidelidad no siempre impide que las parejas se toquen, el valor del contacto físico suele perderse tras una infidelidad. El poder del contacto físico, tanto sexual como no sexual, se desvanece como un coste emocional de la infidelidad.

Para los hombres, visualizar a su pareja con otro hombre puede ser inquietante. Para las mujeres, la idea de que su pareja muestre afecto a otra persona puede impedirles participar plenamente en el ámbito físico del matrimonio.

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De la mano de la desconfianza, la infidelidad puede impedir que una pareja vuelva a sentir la chispa o el fuego que unía su matrimonio y su intimidad física. Aunque los cónyuges puedan sobrevivir a una infidelidad sin separarse, la conexión física en la relación probablemente nunca será la misma.

Perdón versus olvido

Para que una pareja pueda seguir adelante en su matrimonio tras una infidelidad, el perdón debe estar presente. El perdón ya es suficientemente complicado, pero lo es aún más cuando implica el incumplimiento de una promesa o un contrato matrimonial. Entonces, ¿es el perdón lo mismo que el olvido? ¿Significa “te perdono” que la acción nunca ocurrió?

La respuesta es un rotundo no.

Como es probable que el olvido nunca llegue, perdonar una infidelidad es mucho más difícil. Cada día, la víctima debe llevar a cabo el acto del perdón, a veces verbalmente y otras con sus acciones. Por el contrario, es importante que la víctima recuerde que perdonar también significa no utilizar el hecho para chantajear a su pareja. Justificada o no, esta actitud impide la sanación y dificulta el verdadero perdón.

Desconexión y miedo

Por último, aunque no es menos importante, está el miedo y la ansiedad que surgen cuando uno o ambos cónyuges han sido infieles. El tiempo previo a la revelación de la traición y la recuperación de la infidelidad no suele ser pacífico. Se han dicho palabras o se han cometido acciones que hacen sospechar de la infidelidad del otro. Esta etapa genera descontento y ansiedad en ambos cónyuges, pero especialmente en aquel para quien el matrimonio sigue siendo sagrado.

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Una vez descubierta la infidelidad, el miedo y la ansiedad no desaparecen, sino que se intensifican debido a las consecuencias de la infidelidad. Las dificultades añadidas de la desconfianza, la desconexión y, a veces, la resistencia al perdón hacen que el precio de la infidelidad sea muy elevado. Algunas parejas optan por permanecer juntas por diversos motivos (hijos, finanzas, etc.), pero pueden optar por abstenerse de cualquier obligación matrimonial típica.

Conclusiones finales

Esta no es una lista exhaustiva de lo que se pierde en el transcurso de una infidelidad. Más bien, es un vistazo al riesgo que supone actuar por impulso o deseo. Tu pareja es alguien que has elegido libremente. Si decides que el matrimonio en el que estás actualmente no es la unión con la que quieres seguir adelante, toma las medidas adecuadas para terminar tu matrimonio antes de causar un dolor innecesario y un alto precio por la infidelidad.

Superar la idea de ser víctima de una infidelidad cuando has estado implicado al 100% y tu pareja no ha hecho lo mismo puede dejarte destrozado y vulnerable a cualquier tipo de dolor. Las relaciones ocupan un lugar importante en nuestras vidas y el proceso de curación lleva mucho tiempo.

Para hacer frente a la infidelidad, debes tener en cuenta los siguientes puntos:

  • Respira hondo y tómate un tiempo antes de decidir cualquier curso de acción.
  • Presta atención a tus pensamientos en lugar de ignorarlos o reprimirlos. Es evidente que sentirás dolor y daño. Tómate tu tiempo para procesarlos y desahogarte.
  • Piensa en ti mismo y date tiempo. Mímate y entiende cómo puedes aprovechar tu tiempo en lugar de pensar en la situación.
  • Aborda la infidelidad. Decide si necesitas terminar la relación o quedarte y darle otra oportunidad a tu pareja.
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Preguntas frecuentes

¿Cómo afecta la infidelidad a la confianza?

Después de un affair, la confianza entre la pareja se ve gravemente dañada. Es posible que el perjudicado también pierda la confianza en futuras relaciones y amistades.

¿Qué impacto tiene la infidelidad en el contacto físico?

Aunque la infidelidad no siempre impide el contacto físico entre los cónyuges, su valor suele verse disminuido. La cercanía emocional y física puede verse afectada por la visualización del cónyuge con otra persona.

¿Es lo mismo perdonar que olvidar?

No. Perdonar no significa olvidar la infidelidad. Es un proceso continuo que implica no reprochar al cónyuge infiel.

¿Qué emociones surgen después de una infidelidad?

La infidelidad genera miedo, ansiedad e inquietud tanto en el cónyuge infiel como en el perjudicado. Estas emociones pueden intensificarse tras la revelación de la traición.

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