Cualidades básicas de un buen líder

Ser un buen líder no es tarea fácil, pero hay ciertas cualidades que los elevan por encima de sus compañeros. Estas cualidades y habilidades pueden ser inherentes o aprendidas de la experiencia.

1. Carisma. El carisma es el rasgo clásico que inclina las opiniones de las personas hacia las tuyas. Puede ser una buena apariencia, una personalidad encantadora o excelentes habilidades oratorias. Sea cual sea el caso, estos rasgos son capaces de convencer a la oposición más obstinada para que trabaje hacia un objetivo común. El carisma podría considerarse un talento, pero también podría cultivarse comportándose correctamente. El carisma es una buena base para un buen liderazgo, pero no hay que confiar solo en él.

2. Conocimiento y experiencia. Una de las principales razones por las que los líderes son elegidos por encima de sus compañeros es su conocimiento más profundo en su campo particular. Este conocimiento y experiencia les ayudará a tomar mejores decisiones y a abordar los problemas que puedan surgir.

3. Habilidades sociales. Ser un líder, reducido a su forma más rudimentaria, es simplemente tratar con personas. Las personas que estás obligado a dirigir son probablemente diferentes en cuanto a habilidades, personalidad y opinión. Los líderes deben tener un conocimiento completo del trato con las personas y sus idiosincrasias, ya que deben asegurarse de que todos los involucrados trabajen hacia un objetivo común.

Cómo ser un mejor líder en el trabajo

Ser un líder en el lugar de trabajo puede ser más complicado que liderar un país o un ejército, ya que no hay un poder absoluto para obligar a su cooperación; en cambio, te enfrentas a la difícil tarea de ganarte su respeto para que las cosas funcionen.

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1. Adopta una perspectiva justa con respecto a tus compañeros de trabajo. Piensa en ser un líder más como una responsabilidad que como una posición de poder. Puede que seas un jefe, pero no debes mandar a la gente. En cambio, lidera con el ejemplo. Recuerda siempre que están trabajando CONTIGO y no PARA ti, ya que tú también eres un empleado de una organización más grande. No pienses en tu personal y tu puesto como un simple trampolín en tu ascenso en la escala; en cambio, piénsalo como tu equipo. Mantener este estado de ánimo los mantiene motivados y leales.

2. Escucha activamente a tu gente. Esto significa tomarse un tiempo de tu agenda y estar disponible para ponerte al día con las personas que trabajan bajo tu liderazgo. La escucha activa no solo cultiva la apertura y la accesibilidad en el lugar de trabajo, sino que te permite conocer mejor a tu gente al echar un vistazo a sus ideas, quejas y frustraciones.

3. Da crédito y expresa gratitud. Reconocer el buen trabajo elogiando y dando a tu equipo el mérito que le corresponde es el mejor estímulo para la moral en cualquier lugar de trabajo. Hacer esto asegura que haces que tu gente se sienta apreciada y que tú y la organización que representas valoren mucho su arduo trabajo, lo que a su vez los hace más comprometidos con el equipo y motivados para seguir desempeñándose bien.

4. Conoce su rol e involúcrate en su trabajo. Aquí es donde cobra forma el liderazgo con el ejemplo. Como líder, se espera que proporciones información y orientación en situaciones en las que carecen de los conocimientos necesarios para continuar con una tarea. Por lo tanto, es una buena idea conocer sus trabajos individuales y adoptar un enfoque práctico del liderazgo. Sin embargo, esto no significa que microgestionarás cada detalle del trabajo. La idea es que muestres tu presencia y des la dirección adecuada cuando surja la necesidad.

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5. Pide soluciones, no excusas. Los errores y los fallos son bastante inevitables en cualquier lugar de trabajo. Como líder, debes cultivar un sentido de responsabilidad dando a tu gente rienda suelta para solucionar problemas y desafíos. En lugar de permitirles poner excusas y culpar a otros por una tarea fallida, beneficiará a todo el equipo si se propone una solución al problema.

6. Reconoce tus propios errores. Incluso los líderes no son infalibles para cometer errores en el lugar de trabajo. Cuando surja tal situación, aprende a reconocer y asumir la responsabilidad de tus propios errores, en lugar de culpar a otra persona. Podría ser tan simple como una disculpa por un comentario involuntario o asumir toda la responsabilidad por el resultado de una mala toma de decisiones. Recuerda que, como líder, las acciones de tu gente reflejarán tus propias habilidades como líder.

7. Haz un hábito de analizar y crear estrategias en equipo. Mantener a todos informados no solo es una práctica comercial adecuada, sino que tiene el efecto secundario de hacerles saber que valoras su opinión en la toma de decisiones. Asegúrate de comunicarte de forma regular y clara, e incluye a los miembros de tu equipo que se verán directamente afectados por los planes futuros.

8. Contrata para el potencial, pero promueve para la habilidad. Se ha enfatizado que las personas son el mayor activo de cualquier empresa. Como líder a cargo de formar un equipo y administrarlo, es importante que reconozcas a las personas que tienen las habilidades y el potencial reales para ser un miembro efectivo de un equipo. La mayoría de los problemas organizativos surgen de colocar a las personas equivocadas en los roles equivocados, y los buenos líderes pueden contratar personas no para cumplir un favor o cualidades superficiales, sino por su sólida habilidad y experiencia.

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9. Celebra el éxito como equipo. Si tu equipo logra entregar con éxito un proyecto con buenos comentarios o logra superar tu objetivo antes de lo previsto, una pequeña celebración será buena para reconocer un trabajo bien hecho. Sin embargo, deberías hacerlo en equipo. No celebres enviando a tu gente al pub local por su cuenta o dejándolos con horas extras mientras tomas champán con los peces gordos. Podrías celebrar con una simple noche de cerveza y pizza después del trabajo o un almuerzo en equipo.

10. Añade un toque humano a todo lo que haces. Al mantener los pies en la tierra, estableces un sentido de igualdad dentro del equipo y te haces más accesible para ideas y sugerencias. Comienza las reuniones con una pequeña historia personal, algo como cómo tu perro mascota fue llevado al veterinario la otra noche o un resumen tonto del último episodio de The Walking Dead. Esto pondrá a tu equipo a gusto y aligerará el ambiente. Aprende también a usar el humor a tu favor y aprende a reírte con la gente con la que trabajas. Un lugar de trabajo feliz siempre produce los mejores resultados.

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