Si constantemente intentas controlar las acciones de tu pareja, cómo las hace y cuándo, puede que estés minando tus relaciones.

Comprender la causa raíz de tu comportamiento controlador es un paso importante. Identifica si surge de la ansiedad, el miedo o circunstancias pasadas.

Aquí tienes algunos pasos para reducir el control en tus relaciones:

1. Confía en tu pareja

La falta de confianza a menudo lleva al control. Trabaja en superar los problemas de confianza, tanto por tu cuenta como con tu pareja.

2. No resuelvas los problemas de tu pareja ni tomes decisiones por ellos

Permite que tu pareja sea responsable de sus propios problemas y decisiones. Ofréceles apoyo y respeto sus opciones.

3. Comunícate respetuosamente

Evita un lenguaje brusco o directo. Usa frases amables, haz peticiones y pide ayuda en lugar de dar órdenes.

4. Relaja el control sobre los resultados

Acepta que los demás pueden tener diferentes estándares de éxito. No intentes controlar cómo se hacen las cosas o quién es responsable.

5. Busca ayuda profesional

Considera la terapia personal o de pareja para abordar los problemas subyacentes de control y desarrollar estrategias de afrontamiento.

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6. Piensa en las necesidades de tu pareja

Prioriza las necesidades y deseos de tu pareja. Haz concesiones y comprométete para encontrar un equilibrio.

7. Evita juzgar a tu pareja

El juicio puede alimentar las inseguridades y el control. Céntrate en los aspectos positivos y trata de comprender las perspectivas de tu pareja.

8. Aborda las inseguridades que contribuyen

Trabaja en superar las inseguridades que te llevan a controlar. Recuerda que tus miedos no son necesariamente válidos.

9. No castigues a tu pareja por los errores de tus ex

Evita proyectar el dolor pasado en las nuevas relaciones. Da a tu pareja la oportunidad de demostrar su valía.

10. Respeta el espacio y el tiempo

Permite que tanto tú como tu pareja tengan tiempo y espacio para sí mismos. Reconoce la necesidad de independencia y crecimiento personal.

11. Maneja el estrés de manera saludable

El estrés puede contribuir al control. Practica técnicas de gestión del estrés como el ejercicio, la meditación o buscar apoyo.

12. Ábrete a nuevas experiencias y cambios

Acepta que las relaciones evolucionan y que a veces es necesario cambiar. Mantén la mente abierta y abraza las oportunidades de crecimiento.

13. Aprecia las diferencias

Reconoce y aprecia las diferencias entre tú y tu pareja. Respeta sus perspectivas y puntos de vista únicos.

14. Mantente soltero por un tiempo

Si estás soltero, considera mantenerte así para trabajar en ti mismo y desarrollar la independencia emocional.

15. Desafíate a ti mismo y establece metas realistas

Establecer metas y trabajar para alcanzarlas puede darte una sensación de control y reducir la necesidad de controlar a otros.

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Cómo puedo saber si estoy siendo controlador en una situación determinada?

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Existen varias formas de identificar cuándo estás siendo controlador. La primera es detenerte un momento y preguntarte si lo que estás a punto de hacer es para beneficio de tu pareja o para el tuyo propio. Si es para el tuyo propio, estás ejerciendo control sobre tu pareja.

Cuando quieras controlar una situación para proteger a tu pareja, pregúntate si, de hecho, te estás protegiendo a ti mismo. Tal vez quiera salir a un bar con amigos pero tú no crees que sea una buena idea porque podrían aprovecharse de ellos cuando estén borrachos. ¿La verdadera razón por la que no quieres que vayan es porque te sientes inseguro y celoso y te preocupa que puedan conocer a alguien más? Tu control es cómo evitas que te lastimen o te traicionen.

En un contexto más amplio, puede haber ciertas situaciones que desencadenen tu necesidad de controlar. Si puedes identificar cuáles son estas situaciones, puedes estar preparado mentalmente para evitar ser manipulador o dominante. Sabrás que tus emociones pueden estar a flor de piel, pero podrás controlarlas mejor.

En caso de duda, haz una pausa antes de actuar. Permite que tu mente se detenga en lo que estás a punto de hacer y examínalo completamente desde todos los ángulos antes de decidir si continuar.

¿Qué otras formas de control debo conocer?

A veces puedes intentar controlar y manejar indirectamente el comportamiento o las elecciones de tu pareja. Esto incluye cosas como ponerse a la defensiva, hacer el tratamiento del silencio, ser pasivo-agresivo o buscar atención.

Mentir también puede considerarse una forma de controlar una situación y las acciones de tu pareja. Tu pequeña mentira puede no parecer mucho, pero si cambia una elección que toman para que se adapte mejor a tus preferencias, eso es manipulación.

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Incluso tu respuesta emocional a las cosas puede ser una forma de control. Si te pones triste cada vez que tu pareja está lejos de ti, los alienta a pasar más tiempo contigo. O si te enojas o te pones de mal humor cuando sugieren visitar a su familia, estarán menos inclinados a sugerirlo en el futuro.

Por supuesto, existen formas de control aún más destructivas que incluyen comportamiento abusivo, acoso e iluminación con gas, entre otras cosas.

¿Qué más podría indicar mi comportamiento controlador?

La necesidad de controlar a una pareja romántica puede estar relacionada con otros problemas, el primero de los cuales es la codependencia. Muy a menudo, una persona en una relación codependiente será controladora. Es posible que dependas de tu pareja para que acepte tu control, mientras que ellos podrían ser alguien cuya propia educación o experiencias pasadas los hacen ceder a ese control para ganarse tu amor. Es una dinámica tóxica que no les hace bien a ninguno de los dos.

Otra posibilidad es que tengas un estilo de apego ansioso. Te preocupas por el estado de tu relación y crees que siempre está al borde del colapso. Entonces usas el control para evitar que eso suceda.

Tus tendencias controladoras también pueden ser parte de tu mentalidad de autosabotaje. No quieres que la otra persona te lastime, por lo que saboteas la relación con un comportamiento dominante para terminarla antes de que ellos puedan hacerlo.

Luego está algo conocido como trastorno de amor obsesivo. Así es como suena: te obsesionas con la persona de la que estás enamorado (o crees que estás enamorado). Es posible que sientas que necesitas protegerlos y tengas pensamientos obsesivos sobre ellos. Si este es el caso, probablemente tengas dificultades para mantener relaciones con otros, sufres celos extremos, te gusta estar en comunicación casi constante con tu pareja y buscas constantemente tranquilidad de ellos.

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