¿Cuáles son las señales de que no te defiendes en una relación?
A veces, las personas no se ven a sí mismas objetivamente. Puede que pienses que te defiendes en tu relación, pero si haces alguna de estas cosas, entonces no lo estás haciendo.
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Nunca dices que no: Tu pareja siempre está a cargo de la relación. Te dicen qué hacer y cuándo hacerlo. Y tú nunca dices que no, sin importar cuánto quieras hacerlo.
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Eres un complaciente: Claro, siempre se siente bien hacer feliz a otras personas. ¡Eso es genial! Dice que eres una persona desinteresada.
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Te permites que te griten: Tal vez tu pareja es verbal, emocional, mental o incluso físicamente abusiva contigo. Y mientras te abusan, te gritan. Y tú no dices nada. Sólo te sientas ahí y lo aceptas.
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No respondes: Mientras tu pareja te falta al respeto, tu instinto es mantener la boca cerrada. No te defiendes ni les respondes. En cambio, esperas a que la “tormenta” termine antes de empezar a hablar de nuevo.
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No pones límites: En una relación sana, ambas partes tienen límites. Un límite es algo que se comunica entre tú y tu pareja.
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Temes al conflicto: A nadie le gusta el conflicto, al menos a la mayoría de la gente. Así que no es sorprendente que a ti tampoco te guste. Sin embargo, hay una diferencia entre no gustarte y temerlo tanto que lo evitas a toda costa.
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Temes al rechazo: Al igual que a la gente no le gusta el conflicto, a la mayoría tampoco le gusta ser rechazada. Pero si te rechazan, probablemente tengas ganas de encogerte y desaparecer.
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Siempre cedes: Cuando te peleas con tu pareja, siempre cedes a sus deseos. Puede que lo hagas sólo para terminar el conflicto y que se acabe. O bien, puede que lo hagas porque sabes que las consecuencias de no hacerlo serían insoportables. De cualquier manera, nunca consigues lo que quieres y siempre te sometes a los deseos de tu pareja.
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Te sientes cómodo siendo sumiso: Aunque racionalmente sabes que no deberías ceder siempre o ser un felpudo, hay una parte de ti que se siente cómoda con eso.
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Puedes ser pasivo-agresivo: Si no te sientes cómodo siendo sumiso y nunca consigues lo que quieres, entonces tal vez tengas tendencia a ser pasivo-agresivo. Tal vez dices que harás algo para complacer a tu pareja, pero luego no lo haces a propósito, esperando que no se dé cuenta.
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Haces lo que tu pareja quiere: Nunca se satisfacen tus necesidades y deseos. Parece que tu pareja ni siquiera sabe o se preocupa por lo que son porque siempre consigue hacer lo que quiere. De hecho, puede que ni siquiera sepas lo que quieres ya porque siempre estás cediendo a tu pareja y no te defiendes.
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Ya no tienes vida propia: Cuanto más dure esta relación, más desaparecerá tu antigua vida. Tal vez tu pareja te haya aislado de tus amigos o familiares, o tal vez lo hayas hecho tú voluntariamente.
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Ya no estás seguro de cuáles son tus propias opiniones: Como tu pareja es tan dominante contigo, tus opiniones son casi inexistentes ahora. Te preguntas si lo que piensas o sientes son realmente tus propios pensamientos y emociones o si son realmente los de tu pareja. Tu identidad se ha fusionado casi por completo con la de tu pareja.
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Pones a tu pareja como tu máxima prioridad: En la lista de cosas que son más importantes para ti, tu pareja está en el primer lugar. Además de eso, tú estás en el último lugar de esa lista. Otras personas y otras cosas están en algún punto intermedio.
¿Por qué es importante defenderse en una relación?
Ahora que conoces las señales de que no te defiendes en tu relación, probablemente te estés preguntando por qué es importante hacerlo de todos modos.
La respuesta a esto es: lo es todo. Tienes que defenderte en tu relación o te perderás a ti mismo si no lo has hecho ya. Y no quieres eso, ¿verdad?
Verás, para defenderte en tu relación, necesitas tener amor propio y respeto por ti mismo. Sin eso, siempre serás un felpudo y tu pareja te pisoteará para siempre.
Así que, realmente necesitas trabajar en tu autoestima si quieres aprender a defenderte en tu relación.
¿Cómo defenderse en una relación?
Defenderse en una relación puede ser desalentador. Especialmente si eres del tipo al que no le gustan los enfrentamientos, o eres un complaciente que no quiere molestar a su pareja.
Crees que es más fácil dejar que todo se deslice en lugar de arriesgarte a iniciar una discusión que aumente el conflicto y tensione la relación.
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Conoce tu valor en la relación: El primer paso para enfrentarte a tu pareja es conocer tu valor en una relación. Las relaciones son esencialmente simbióticas, y ambas partes dependen de la otra de alguna forma u otra.
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Conoce tu valor fuera de la relación: Reconoce que tienes valor fuera de la relación. Si te dan por sentado, puedes romper fácilmente la relación y estar con las personas que te conceden el respeto y el aprecio que mereces.
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Sé asertivo en lugar de agresivo: Un enfoque asertivo hacia tu pareja es positivo y constructivo, mientras que la agresión sólo fomenta un mayor conflicto. Cuando te defiendas, adopta siempre una postura moral más elevada que se mueva en la dirección de preservar la relación. En concreto, elige tus palabras con cuidado y haz coincidir tu actitud en consecuencia en una discusión.
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No te dejes intimidar por los niveles de decibelios aumentados: Hay momentos en los que las cosas se ponen feas. Una simple conversación se convierte en un concurso de gritos. Algunas personas asumen que una voz más alta será un billete fácil para que la gente haga lo que quiere o para ganar una discusión.
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No te dejes intimidar por el silencio: Algunas personas prefieren utilizar el tratamiento del silencio para someter emocionalmente a su pareja a su voluntad. Tampoco te dejes intimidar por esto.
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Comunica lo que quieres con claridad: La gente entiende mejor las cosas si se las presentan de forma directa y sin adulterar.
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Aprende a decir que no: Si desapruebas una decisión o simplemente se te presenta algo que te hace sentir incómodo, aprende a decir que no y a apropiarte de esa respuesta. Ser un sí hombre en una relación causa finalmente una angustia emocional indebida y sentimientos de opresión. Aprende a decir que no si sientes una fuerte desaprobación, no importa si decepciona a tu pareja.
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No tengas miedo de señalar que tu pareja está equivocada: Si tu pareja está equivocada, llámalo su atención. Al final, le estás haciendo un gran favor a tu pareja al señalarle sus errores. De lo contrario, podría sentirse avergonzada si otra persona se los señala.
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Sé diplomático en todo momento: Defenderse no significa que asumas el papel de la pareja dominante y manipuladora que domina a su pareja en todos los sentidos. Busca siempre el terreno moral más elevado. Practica la justicia y la diplomacia, especialmente cuando discutas algo en lo que ambos tenéis opiniones diferentes.