La mayoría de las personas no nacen sabiendo cómo manejar una conversación difícil. Se necesita tiempo, paciencia y comprensión para poder tener este tipo de conversaciones y lograr un resultado positivo. Por supuesto, existe el riesgo de un posible conflicto. ¡A veces a la gente tampoco le gusta estar en el extremo receptor de este tipo de conversaciones!

Razones para no evitar las conversaciones difíciles

¿Alguna vez has tenido esa sensación de hundimiento en el estómago cuando sabes que tienes que abordar un tema que preferirías esconder debajo de la alfombra? Todos hemos estado allí, imaginando cada escenario del peor de los casos. Pero, ¿por qué, oh por qué, debemos aventurarnos en estas traicioneras aguas conversacionales?

Una conversación difícil, en pocas palabras, es cualquier discusión donde hay mucho en juego, las opiniones varían y las emociones son fuertes. Piense en decirle a un amigo que ha herido sus sentimientos, pedirle a una pareja que cambie un hábito molesto o discutir problemas de rendimiento con un empleado. Estas no son sus charlas cotidianas sobre el clima; son las conversaciones que importan, las que pueden cambiar el curso de una relación, una carrera o incluso una vida.

1. Construye relaciones más fuertes

Envolverte en conversaciones difíciles en realidad puede fortalecer las relaciones. Un estudio de The Journal of Conflict Resolution mostró que abordar los conflictos puede aumentar la comprensión y la empatía entre las partes.

2. Promueve el crecimiento personal

Las conversaciones difíciles son como gimnasios mentales; estiran y fortalecen tu inteligencia emocional. Enfrentar temas desafiantes requiere autoconciencia, empatía y adaptabilidad.

3. Evita que los problemas pequeños se vuelvan más grandes

Abordar un problema desde el principio puede evitar que se convierta en algo inmanejable. Piense en un pequeño malentendido en el trabajo que, si no se aborda, podría convertirse en un conflicto importante. La intervención temprana mantiene las cosas manejables y menos desalentadoras, ¿verdad?

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4. Mejora la autoestima

Navegar con éxito una conversación difícil puede tener un impacto positivo en tu autoestima. Un estudio encontró que las personas que manejan eficazmente situaciones interpersonales desafiantes en el trabajo tienden a reportar una mayor autoeficacia.

5. Conduce a mejores soluciones y compromisos

Las conversaciones que abordan temas difíciles a menudo conducen a soluciones más creativas y efectivas. Cuando discute abiertamente los problemas, es más probable que encuentre un compromiso que satisfaga a todas las partes involucradas. Es un proceso de colaboración en el que las necesidades de todos pueden satisfacerse de manera más efectiva.

Cómo tener una conversación difícil y seguir adelante sin vacilar

Si quieres superar los desafíos, debes conocer los once pasos principales que te ayudan a aprender a tener una conversación difícil… sin echarte atrás en el último minuto.

1. Elige el momento adecuado

El primer paso para tener una conversación difícil es saber el momento adecuado para hacerlo. No intentes una conversación difícil si la persona con la que necesitas hablar parece estresada, cansada, enojada por algo más, no se siente bien o, en general, está teniendo un mal día.

2. No intentes la conversación con otras personas alrededor

Las conversaciones difíciles deben llevarse a cabo en privado. No intentes tener la conversación si hay otras personas en la habitación o si existe la posibilidad de que alguien entre e interrumpa. Al igual que con el último punto, asegúrate de elegir tu momento, y no cuando otros estén al alcance del oído.

3. Nunca digas “Necesitamos hablar”.

Pronunciar estas palabras significa que la otra persona se pondrá rápidamente a la defensiva y se preguntará cuál es el problema.

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4. Piensa en lo que quieres decir de antemano

Esto no significa escribir puntos de resumen y tener tarjetas de memoria, pero sabe lo que quieres decir y ten los puntos principales en tu mente. Si no piensas en ello antes, te olvidarás de decir algo importante.

5. No esperes que la conversación vaya de cierta manera

Si entras en la conversación esperando que fluya en una dirección particular, te sorprenderá cuando no sea así. Ten tus puntos principales en mente y simplemente sigue la corriente, viendo a dónde te lleva la conversación.

6. Cuida tu lenguaje corporal

Tu lenguaje corporal también habla por ti, ¡así que asegúrate de que esté de acuerdo con lo que realmente estás diciendo! Evita el lenguaje corporal defensivo, como sentarte con las piernas o los brazos cruzados, inquietarte o evitar el contacto visual.

7. Sé directo, no des rodeos.

Digas lo que digas, asegúrate de decirlo y hazlo de una manera que no cause confusión o agregue un recuento de palabras innecesario a la conversación.

8. Elige tu lenguaje y tono con cuidado

Las palabras pueden fácilmente adquirir un significado diferente cuando les agregas un tono específico, por ejemplo, el sarcasmo. Asegúrate de no elegir intencionalmente oraciones llenas de palabras grandes y complicadas. Harás que la otra persona se sienta inadecuada o confundida.

9. Ve el lado de la otra persona

Esta es una conversación, no una conferencia. La persona con la que estás hablando también tendrá aportes. Asegúrate de hacer todo lo posible para ver su lado de las cosas y entender su punto de vista.

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10. ¡Escucha!

Asegúrate de sentarte y escuchar lo que están diciendo. La mayoría de la gente cree que sabe escuchar, pero en realidad no es así. No se trata solo de las palabras que dice la otra persona, sino también de captar las señales no verbales, como el tono de voz, el lenguaje corporal, etc.

11. Maneja tus emociones

Cuando te estás preparando para una conversación difícil, es como prepararte para una presentación importante: necesitas estar en el estado de ánimo adecuado.

12. Practica la escucha empática

La escucha empática es más que simplemente asentir con la cabeza. Se trata de sintonizar realmente con lo que la otra persona está diciendo, más allá de sus palabras.

13. Toma descansos si es necesario

Está totalmente bien tomarse un respiro durante una charla difícil. Si las cosas se ponen demasiado acaloradas o confusas, sugiere un breve descanso. Esto les da a todos la oportunidad de calmarse y ordenar sus pensamientos.

14. Trabajen juntos para lograr un resultado positivo

Las conversaciones difíciles no tienen por qué ser conflictivas o molestas, también pueden ser constructivas y progresivas.

15. Reflexiona y da seguimiento

Después de terminar, tómate un momento para pensar en cómo fue la conversación. ¿Qué partes tuvieron éxito y qué podrías mejorar la próxima vez? Este tipo de reflexión es clave para desarrollar tus habilidades de conversación.

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